Hace ya mucho tiempo (era el siglo pasado ¡y no su última década!).... alguien (recuerdo quién) me recomendó -debido a alguna de mis aficiones de entonces- la lectura de "Mi familia y otros animales"... pero lo fui dejando y dejando... y aunque conocí (¡y compré!) más obras de Gerald Durrell (1925-1995)... lo fui dejando y dejando... hasta hace algunos días...
... me decidí por la lectura de esta obra y de otras dos... que han dado (no sé desde cuándo, ni por quién) "en llamarse... "La trilogía de Corfú""...
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... aunque no se trata de una trilogía "al uso" ya que los diferentes episodios, pueden "encajarse unos en otros" (de hecho, se intercalan)... sin saber, muchas veces, qué ocurrió primero y qué sucedió después... aunque, tampoco tiene demasiada importancia...
... en los años previos a la II Guerra Mundial, una familia británica (muy) pudiente (formada por una viuda y sus cuatro hijos) deciden "pasar unos añitos" en la isla griega de Corfú...
Tres de los hijos son ya jóvenes (dos hombres y una mujer)... y el otro... "nuestro protagonista" es un niño de "unos" diez años, apasionado por los animales...
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(... las palabras «por qué» me perseguían... a cada paso. ¿Por qué las abejas carpinteras recortaban redondelitos de las hojas de los rosales y se los llevaban volando? ¿Por qué las hormigas sostenían, al parecer, idilios apasionados con los pulgones... ? ¿Qué eran aquellas extrañas cáscaras o cadáveres de insecto, de color ámbar transparente, que encontraba pegadas a los tallos de hierba y a los olivos? Eran la envoltura vacía, frágil como la ceniza, de algún animal de cuerpo bulboso, ojos bulbosos y un par de gruesas patas delanteras, bien armadas de púas. ¿Por qué todas aquellas cáscaras tenían una hendidura a lo largo de la línea dorsal? ¿Habían sido atacados aquellos animales por otro que les había succionado sus partes vitales? En tal caso, ¿quién era el atacante y quién el atacado? Yo era un hervidero de preguntas...)
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... hasta el punto de volver un poco loca a toda la familia, en especial a sus dos hermanos mayores, Larry (Lawrence Durrel, el futuro autor de El Cuarteto de Alejandría) y Leslie.
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... en su "amor por los bichejos" contará, con la complicidad, la colaboración y la ayuda del pintoresco Teodoro Stefanides...
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"Si la memoria no me engaña estábamos empeñados en la hercúlea tarea de averiguar cuánto tiempo tardarían seis hombres en construir un muro si tres de ellos tardan una semana. Creo recordar que llevábamos tanto tiempo con el problema como los hombres con el muro... Quizá sea la forma del problema lo que te preocupa... Vamos a ver si podemos ponerlo más interesante... Si dos orugas tardan una semana en comerse ocho hojas, ¿cuánto tardarán cuatro orugas en comerse la misma cantidad?"...
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" ... dibujábamos mapas gigantescos, veteados de montañas, y después íbamos señalando los diversos puntos de interés, junto con dibujos de la fauna más llamativa que allí se diera. Así, para mí, las producciones básicas de Ceilán eran el té y los tapires; de la India los tigres y el arroz; de Australia los canguros y las ovejas, mientras las azules curvas con que trazábamos las corrientes oceánicas eran portadoras de ballenas, albatros, pingüinos y morsas... no menos que de huracanes, vientos... los principales volcanes escupían tales chispas y llamaradas que se llegaba a temer que prendieran los continentes de papel... nuestros desiertos... se erizaban de pirámides y de gibas de camello, y nuestras selvas... eran tan tupidas que sólo a duras penas podían atravesarlas los encorvados jaguares, las sinuosas serpientes y los hoscos gorilas"...
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"... nuestras incursiones en la Historia no tuvieron al principio un éxito muy notable, hasta que George descubrió que sazonando una serie de hechos incomibles con unas hojitas de zoología ... era posible captar mi atención... seguí el avance de Aníbal a través de los Alpes... yo me sabía el nombre... de todos y cada uno de los elefantes... Otra cosa que la mayoría de los libros de historia no parecen mencionar nunca es que las primeras palabras de Colón al poner pie en América fueron: "¡atiza... un jaguar!" Con semejante introducción ¿cómo no interesarme por... la historia del continente?"...
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Numerosas son las estampas descritas por el joven Gerry (¡aunque el primer libro no se publica hasta 1956!)... a semejanza de Fabre(1823-1915), su autor favorito en aquellos años...
"Veamos" algunos ejemplos:
"... Cada día traía consigo nuevos enigmas... uno de los animales que más me intrigaban... era el escarabajo pelotero... contemplaba cómo dos relucientes escarabajos negros... hacían rodar... una bola de caca de vaca perfectamente formada... me habría gustado saber cómo se las arreglaban para hacer una bola también acabada y tan redonda. Mis propios experimentos con barro y plastilina me habían enseñado que era dificilísimo conseguir una bola absolutamente esférica, por más que frotaras y manipularas el material, y sin embargo aquellos escarabajos, sin otro instrumento que sus patas espinosas... se las apañaban para hacer aquellas preciosas bolas... redondas...
... ¿para qué hacían la bola y adónde se la llevaban?...
... Despacito, a cuatro patas, les seguí... por todo el jardín...
... Entonces reparé en que... se abría en la tierra un agujero redondo... y hacia allí se dirigían... Cuando ya sólo les faltaban cuatro o cinco centímetros para llegar a él, uno de los animales se adelantó corriendo, se metió marcha atrás en el agujero y allí se sentó... mientras el otro, con bastantes sudores... rodaba la bola de caca hasta la boca de la madriguera. Al cabo de bastante rato de empujar y tirar, la bola despareció lentamente en las entrañas de la tierra, y los escarabajos con ella. Esto me molestó. Al final era evidente que iban a hacer algo con la bola de caca, pero, si lo hacían bajo tierra, ¿cómo demonios iba yo a verlo?...
Con la esperanza de recibir alguna iluminación, a la hora de comer expuse el problema a la familia. Mi pregunta era ésta: ¿qué hacían los escarabajos peloteros con la caca? Hubo un momento de sorprendido silencio..."
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"... Sobre los tallos de los rosales, incrustados de pulgón, las mariquitas se movían como juguetes recién pintados: mariquitas rojo pálidos con grandes puntos negros, mariquitas rojo manzana con puntos pardos; mariquitas color naranja moteadas de gris y negro. Simpáticas y gordinflonas, rondaban comiendo por entre los anémicos rebaños de pulgones..."
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"... Éste es un cíclope... Cyclops viridis... es una hembra con ootecas... una extraña criatura con el cuerpo en forma de pera, largas antenas... una cola como de ramitas de cerezo, y colgando a ambos lados del abdomen, a modo de alforja, las dos grandes bolsas repletas de rosáceas bolitas... se llama cíclope porque tiene un solo ojo situado en la mitad de la frente... caso de tenerla..."
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"...Los primeros naturalistas les pusieron un nombre que quería decir «animalillo en forma de rueda», por esos miembros tan extraños que tienen... los agitan de una manera muy curiosa, de modo que casi parecen… las ruedas de un reloj... Las hembras producen huevos vírgenes… es decir, producen huevos sin haber tenido contacto con el macho... viene a ser algo así como las gallinas... Pero la diferencia está en que de los huevos de rotífero salen otras hembras que a su vez son capaces de poner más huevos… de los cuales a su vez salen hembras. Pero en ciertos momentos las hembras ponen huevos más pequeños, de los cuales salen machos... El macho no tiene nada. En realidad, no es más que... una bolsa de esperma capaz de nadar..."
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"... fue allí donde... vi arrastrarse al más extraordinario de los escarabajos... era... azul-negro, torpe, voluminoso, con una cabezota redonda, largas antenas articuladas y cuerpo bulboso. Lo que me asombró fueron sus élitros: parecía como si los hubieran llevado al tinte y hubiesen encogido, porque eran pequeñísimos, diríase que construidos para un escarabajo la mitad de grande... Después de cogerlo noté que los dedos me olían a algo picante y aceitoso...
... es una carraleja... Meloe proscarabeus... existen varias especies de coleópteros que han perdido la facultad de volar... Ésta, desde luego es una hembra. El macho es bastante más pequeño. Parece ser que la hembra pone cierto número de huevecillos... Al salir, las larvas trepan a cualquier flor cercana y se meten en los capullos. Tienen que esperar a cierto tipo de abeja solitaria y cuando entra en la flor las larvas... se agarran fuerte al vello de la abeja con sus garras. Si tienen suerte, la abeja será una hembra que recoge miel para depositarla en las celdas con su huevo. Entonces... la larva salta sobre él (huevo)... la larva se come el huevo y se desarrolla dentro de la celda..."
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| http://www.insects.ch/php/mhscms/apps/mhsUploader/data/t_news/ 446/UP_UPL_Image1/de/det/melo_violaceus_brione_verz_2_080501.jpg |
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"... en los senderos las larvas de hormiga león excavaban sus pocillos en forma de embudo y yacían en espera que una hormiga incauta traspasara el borde... con un bombardeo de arena que la enviaban dando tumbos al fondo de la trampa, y de allí a las terribles mandíbulas como tenazas de la larva..."
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"... hay una larva de frigánea bastante curiosa... por lo visto ha hecho su estuche con conchas de molusco... por un extremo de esta deliciosa casita asomaba su dueño, un bicho repelente con pinta de gusano y cabeza de hormiga..."
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"... Diseminadas a lo largo de la orilla y en las pozas de las rocas encontraba conchas nuevas para mi colección... Descubrí con deleite que una concha puntiaguda como un bígaro grande, cuyo borde se prolongaba en una serie de dedos semi-palmeados, se llamaba pie de pelícano. Otra del tipo de una lapa, cónica, blanca y casi circular, llevaba el nombre de sombrero chino. Estaban también las llamadas arcas, y era verdad que las valvas de aquellas extrañas conchas a manera de caja, al separarlas, recordaban (echándole un poquito de imaginación) los cascos de dos pequeñas arcas de Noé. Y estaban las torrecillas, retorcidas y afiladas como el cuerno del narval, y las peoncillas, listadas con un bonito dibujo en zigzag, en escarlata, negro o azul... Y lo mejor de todo era, con un poco de suerte, dar con las aplastadas orejas de mar, de concha rugosa y gris, con una hilera de agujeritos por un lado..."
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"... y de improviso vi una cosa de tan sorprendente belleza que casi no pude dar crédito a mis ojos. Era una arañita del tamaño de un guisante, y a primera vista parecía un rubí animado o una gota de sangre andante..."
"... es una Eresus niger, éste es el macho; la hembra es... toda negra..."
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"... De pronto, a unos tres metros de donde estábamos, vi salir dos culebras... Parecía como si una fuera pisándole los talones a la otra. ¿La iría persiguiendo para comérsela?... la que iba en cabeza se detuvo, y la de detrás se deslizó hasta situarse en paralelo con ella. Así permanecieron un momento, y luego la perseguidora se puso a hociquear cautelosamente la cabeza de la otra. Decidí que la primera era una hembra, y la segunda un macho. El siguió topándola en la garganta hasta que al fin ella alzó un poco del suelo la cabeza y el cuello; quedó inmóvil en esa posición, y el macho, apartándose unos centímetros, levantó también la cabeza, y ambos permanecieron así, petrificados, mirándose fijamente, durante bastante rato. Después el macho se adelantó despacio y se enroscó alrededor de la hembra, y los dos se alzaron todo lo que pudieron sin perder el equilibrio, entrelazados... De nuevo quedaron quietos un momento, y a continuación empezaron a balancearse como dos luchadores trabados en el ring, enroscando las colas y agarrándose a las raíces de alrededor para sujetarse mejor. De improviso se desplomaron de lado, reuniéronse sus extremos posteriores y copularon, tendidas al sol y enmarañadas cual serpentinas en carnaval..."
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También tienen cabida... leyendas sobre el origen-comportamiento de algunos animales:
"... En griego la tórtola turca se llama deka-octur «dieciochera». Cuenta la leyenda que cuando Jesucristo… subía al Calvario con la cruz a cuestas, un soldado romano... se apiadó de él. A la vera del camino estaba una vieja que vendía… leche, conque el romano fue y le preguntó que a cómo vendía la taza. Ella le contestó que a dieciocho monedas. Pero el soldado no tenía más que diecisiete. Así que… trató de convencer a la mujer de que le diera una taza de leche para Cristo por diecisiete monedas, pero ella, codiciosa, no quiso bajar de las dieciocho. Conque, cuando Cristo fue crucificado, la vieja quedó convertida en tórtola, y condenada a repetir dekaocto, dekaocto, «dieciocho, dieciocho», hasta el fin de sus días. Si alguna vez consiente en decir deka-epta, diecisiete, recobrará su forma humana. Y si, por empecinamiento, dice deka-ennaea, diecinueve, entonces se acabará el mundo..."
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Gerald Durrell, continuó escribiendo... y tengo algunas de sus obras...
... pero (creo que) ¡¡¡no puedo esperar otro siglo para leerlas!!!
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