Linneo (1707-1778) en su "Systema naturae" (1758), al mencionar nuestra especie, realiza la siguiente distinción: Homo sapiens europeus "está gobernado por las costumbres", mientras que Homo sapiens afer (el negro africano) "está gobernado por el capricho", era indolente y cubría su cuerpo de grasa, mientras que sus hembras carecían de pudor y producían leche en abundancia (Femines sine pudoris; mammae lactantes prolixae)
... y refiriéndose a la “Venus Hotentote”: “Tenía una manera de colocar los labios... igual a la que hemos observado en el orangután. En sus movimientos había algo de abrupto y al mismo tiempo de fantástico, como en los del mono. Sus labios eran monstruosamente grandes... Sus orejas eran como las de muchos monos... Nunca he visto una cabeza humana más parecida a la de un mono que la de esta mujer”.
Y Lyell (1797-1875): “El cerebro del bosquimano remite al del simio... Cada raza de hombre tiene un puesto propio, como sucede entre los animales”.
Darwin (1809-1882) creía que la diferencia entre monos y hombres iría cada vez haciéndose mayor ("El origen del hombre", 1871), cuando se extinguieran (y "no debía faltarles mucho") las "especies intermedias" como el chimpancé y el hotentote: “Entonces la grieta será más amplia, pues se insertará entre el hombre caucásico y un mono inferior como el babuino, en vez de... como en la actualidad, entre el negro o el australiano y el gorila”.
<Las razas humanas son producto de la degeneración que sucedió a la perfección del Paraíso. Esa degeneración ha sido mayor o menor según las razas, menor en los blancos y mayor en los negros. Con mucha frecuencia se invocó sobre todo el factor climático para explicar las diferencias raciales...>
Además, el "cruzamiento viable" entre las diferentes razas, garantizaría su pertenencia a la misma especie. Ésta era la opinión de Buffon (1707-1788), autor que también estaba convencido de que "las razas inferiores" mejoraría si viviesen en mejores hábitats: “El clima más templado se encuentra entre los 40 y 50 grados de latitud, y produce los hombres más apuestos y bellos. De este clima es del que deben extraerse las ideas sobre el color genuino de la humanidad, y sobre los diferentes grados de belleza”.